Vivimos rodeados de tecnología que no entendemos, que no controlamos, y que muchas veces trabaja más para las empresas que la desarrollan que para nosotros. Pero, por suerte, hay otra forma de hacer las cosas. Y ahí es donde entra GNU/Linux.
Primero lo básico: GNU/Linux no es solo "otro sistema operativo". Es un ecosistema libre, abierto y comunitario. Mientras Windows y macOS te dicen qué podés hacer y cómo, GNU/Linux te da el control total. Literalmente. Si algo no te gusta, lo podés cambiar. ¿Querés una interfaz minimalista? La tenés. ¿Querés convertir una notebook vieja en un servidor? También podés. ¿Querés aprender cómo funciona realmente tu sistema? Mejor todavía.
Acá va una aclaración importante: cuando hablamos de software libre, no hablamos solo de que no hay que pagar. Hablamos de libertad:
Estas son las cuatro libertades del software libre, y son lo que diferencia a GNU/Linux de otros sistemas.
Una de las cosas más lindas de GNU/Linux es la variedad de "distros" (o distribuciones).
¿Querés algo simple para empezar? Probá Linux Mint o Ubuntu. ¿Querés revivir una PC vieja? Lubuntu o Puppy Linux son excelentes. ¿Sos más del lado hacker de la fuerza? Arch, Debian o Void te van a volver loco.
Y si tenés una Raspberry Pi, te abre otro universo: desde servidores caseros hasta estaciones de automatización o centros multimedia.
La Raspberry Pi es una mini computadora que, con una microSD y una distro liviana como Raspberry Pi OS o DietPi, se transforma en lo que vos quieras: Un servidor, una NAS, una radio online, una consola retro, o incluso un nodo de red descentralizada.
La mejor parte: todo con software libre y control total de tus datos.
Usar GNU/Linux no es solo elegir otro sistema. Es sumarte a una comunidad global que comparte, documenta, y se ayuda. Cada vez que aprendés a usar un comando nuevo, cada vez que configurás algo desde la terminal, no solo te volvés más libre: te volvés más consciente de lo que hacés con tu tecnología.
Animate a probar. Instalalo en una máquina virtual, en una partición o en una Raspberry Pi. Pero probalo. Vas a ver que no hay vuelta atrás.